Origen del término ESPAÑA
Etimología
Se han desarrollado por tanto diferentes teorías para explicar su presencia en el latín, que básicamente se pueden dividir en tres grupos:
Los escritores antiguos optaban por un origen griego de la palabra: Esperos era el nombre de la primera estrella que se observaba tras el crepúsculo en el occidente. Por una mutación de fonemas es posible que Hesperia pasara a ser Hispania. .
Las etimologías más aceptadas actualmente prefieren suponer un origen fenicio de la misma. La palabra sf(a) n podría significar «conejo», ya que el término fenicio I-shphanim literalmente significa: 'de damanes' (shphanim, es la forma plural de shaphán, 'damán', Hyrax syriacus, que fue como los fenicios decidieron denominar al conejo Y animal autóctono ibérico desconocido por ellos.
Otra posibilidad, propuesta por el sevillano Trigueros en 1767 la derivaría del fenicio sp(a)n (norte), como era la península Ibérica con respecto al norte de África, desde donde fenicios y cartagineses llegaban a la misma.
Finalmente, algunos científicos modernos optan por un origen autóctono de la palabra, unos lo suponen relacionado con el vocablo vasco ezpaina (labio, pero que podría también interpretarse como borde o confín), mientras que otros, como el filólogo Tovar lo relacionan con Hispalis, nombre antiguo de Sevilla y también de origen incierto.
A partir del periodo visigodo, el término Hispania, hasta entonces usado geográficamente, comenzó a emplearse también con una connotación política, como muestra el uso de la expresión Laus Hispaniae para describir la historia de los pueblos de la península
Identificación del término ESPAÑA con las coronas de Castilla y Aragón
Tras la unión dinástica de Castilla y Aragón, se comienza a usar en estos dos reinos el nombre de España para referirse a ambos, circunstancia que, por lo demás, no tenía nada de novedosa; así, ya en documentos de los años 1124 y 1125, con motivo de la expedición militar de Alfonso I de Aragón por Andalucía, se referían al Batallador —que había unificado los reinos de Castilla y Aragón tras su matrimonio con Urraca I— con los términos «reinando en España» o reinando «en toda la tierra de cristianos y sarracenos de España».
Etimología
Se han desarrollado por tanto diferentes teorías para explicar su presencia en el latín, que básicamente se pueden dividir en tres grupos:
Los escritores antiguos optaban por un origen griego de la palabra: Esperos era el nombre de la primera estrella que se observaba tras el crepúsculo en el occidente. Por una mutación de fonemas es posible que Hesperia pasara a ser Hispania. .
Las etimologías más aceptadas actualmente prefieren suponer un origen fenicio de la misma. La palabra sf(a) n podría significar «conejo», ya que el término fenicio I-shphanim literalmente significa: 'de damanes' (shphanim, es la forma plural de shaphán, 'damán', Hyrax syriacus, que fue como los fenicios decidieron denominar al conejo Y animal autóctono ibérico desconocido por ellos.
Otra posibilidad, propuesta por el sevillano Trigueros en 1767 la derivaría del fenicio sp(a)n (norte), como era la península Ibérica con respecto al norte de África, desde donde fenicios y cartagineses llegaban a la misma.
Finalmente, algunos científicos modernos optan por un origen autóctono de la palabra, unos lo suponen relacionado con el vocablo vasco ezpaina (labio, pero que podría también interpretarse como borde o confín), mientras que otros, como el filólogo Tovar lo relacionan con Hispalis, nombre antiguo de Sevilla y también de origen incierto.
A partir del periodo visigodo, el término Hispania, hasta entonces usado geográficamente, comenzó a emplearse también con una connotación política, como muestra el uso de la expresión Laus Hispaniae para describir la historia de los pueblos de la península
Identificación del término ESPAÑA con las coronas de Castilla y Aragón
Tras la unión dinástica de Castilla y Aragón, se comienza a usar en estos dos reinos el nombre de España para referirse a ambos, circunstancia que, por lo demás, no tenía nada de novedosa; así, ya en documentos de los años 1124 y 1125, con motivo de la expedición militar de Alfonso I de Aragón por Andalucía, se referían al Batallador —que había unificado los reinos de Castilla y Aragón tras su matrimonio con Urraca I— con los términos «reinando en España» o reinando «en toda la tierra de cristianos y sarracenos de España».